Uruguay coloca deuda a tasas históricamente bajas
El miércoles pasado, Uruguay volvió a salir al mercado internacional y logró algo inédito: colocar deuda en pesos a la tasa más baja de su historia.
El Gobierno emitió bonos por un total equivalente a 1.850 millones de dólares: una parte en pesos uruguayos y otra en dólares. Del total, 1.350 millones correspondieron a un nuevo bono en pesos con vencimiento en 2035, y 500 millones a la reapertura de un bono en dólares que vence en 2037.
Pero lo realmente importante no es el monto, sino el precio al que consiguió financiarse. En pesos, la tasa fue de 8% anual en moneda local sin ajuste por inflación, y en dólares el país pagará apenas 0,78% más que los bonos del Tesoro de Estados Unidos, considerados los más seguros del mundo.
¿Por qué eso es relevante? Porque la tasa es, en definitiva, el precio que el país paga por endeudarse. Cuanto más baja, más barato le cuesta financiar el gasto público. Y detrás de esa tasa hay algo más profundo: la confianza de los inversores internacionales. Cuando los mercados perciben estabilidad, reglas claras y cumplimiento, están dispuestos a prestar dinero cobrando menos. Esta confianza es la que le permite sostener un déficit fiscal relativamente alto sin la urgencia de hacer un ajuste inmediato, y apostar en cambio por un camino más gradual y de mediano plazo.
Otro punto a destacar es que la demanda por los bonos uruguayos fue más del doble de lo ofrecido, una señal de que el país está bien posicionado. Además, buena parte de la emisión fue en pesos, lo que reduce la dependencia del dólar en la deuda y refuerza la soberanía financiera: el Estado se endeuda en una moneda que puede controlar.
Una parte de los fondos se usará para cubrir el déficit fiscal y otra para refinanciar deuda de corto plazo, lo que significa que Uruguay reemplaza obligaciones que vencen pronto por deuda a plazos más largos y a tasas menores. En otras palabras, mejora su “perfil financiero”: gana tiempo y paga menos.
En un contexto global de tasas altas e incertidumbre regional, Uruguay logró algo poco común: financiarse más barato que nunca. Un recordatorio de que la confianza en los mercados y en la política económica también se construye con tiempo y consistencia.
SOFIA KATZENSTEIN