Crecimiento con freno de mano
La economía uruguaya volvió a crecer en el segundo trimestre de 2025, aunque a un ritmo más moderado. Según el Banco Central, el Producto Interno Bruto (PIB) aumentó 0,4% frente al trimestre anterior y 2,1% respecto al mismo período de 2024, dentro de lo esperado por los analistas.
El crecimiento puede analizarse desde dos ángulos. Del lado de la producción, es decir, mirando qué sectores produjeron más, el impulso vino principalmente del agro y la industria. La agricultura saltó más de 10% gracias a mejores rendimientos en soja y maíz, junto con más producción forestal para celulosa, mayor faena de vacunos y más remisión de leche a plantas industriales. La industria creció 7,6% por el retorno a la actividad de la refinería de Ancap, que en 2024 estuvo cerrada por mantenimiento, y de las plantas de celulosa, que también tuvieron paradas el año pasado por mantenimiento.
También aportaron los servicios financieros (4,8%) y las actividades profesionales y de arrendamiento (1,5%). En cambio, el comercio, el alojamiento y la gastronomía avanzaron apenas 0,3%. No todos acompañaron: la energía cayó casi 8% por menor generación hidráulica y más importaciones, y la construcción retrocedió 0,2% tras la finalización de grandes obras de vialidad y portuarias, aunque la edificación privada ayudó a compensar.
Del lado de la demanda, es decir, observando cómo se gasta lo que produce la economía, el consumo privado creció 1,7% y se mantuvo como el principal sostén. Las exportaciones aumentaron 0,5% y las importaciones 0,7%. En contraste, la inversión mostró debilidad: bajó la compra de maquinaria y equipos y la tasa de inversión se redujo a su nivel más bajo desde la pandemia.
De cara al cierre del año, los analistas esperan un crecimiento en torno al 2,5%, mientras que el Ministerio de Economía es un poco más optimista, con 2,6%. Para 2026, la mediana de expectativas ronda el 2%.
En este contexto, la semana pasada, Fitch Ratings –una de las principales agencias internacionales de calificación de riesgo– mantuvo la nota de Uruguay en “BBB” con perspectiva estable. Esto significa que el país conserva el grado inversor, es decir, sigue siendo considerado confiable para invertir y tomar deuda, aunque no en el nivel más alto. La agencia destacó como fortalezas el alto ingreso per cápita, la solidez institucional y unas finanzas externas robustas. Sin embargo, también advirtió sobre las limitaciones del crecimiento, la debilidad de la inversión que recién mencionamos y la persistencia de un déficit fiscal elevado y una trayectoria de deuda en aumento.
En conclusión, Uruguay sigue creciendo y mantiene la confianza de los mercados, pero con frenos claros: inversión baja, déficit alto y un crecimiento que no despega.
SOFIA KATZENSTEIN