EE.UU. pierde fuerza laboral y crece la apuesta por un recorte agresivo de tasas

La semana pasada cerró con leves caídas en las bolsas europeas y con un mercado estable en Estados Unidos, tras importantes noticias económicas.

En Europa, los índices PMI estuvieron muy cercanos a los valores esperados, algunos sorprendiendo levemente al alza y otros levemente a la baja. También se difundieron los datos de inflación de agosto en la zona euro, que fue del 0,2% en el mes (en línea con lo esperado) y acumuló un 2,1% interanual, también en línea con las estimaciones.

Mientras tanto, en Estados Unidos, los reportes PMI no generaron grandes sorpresas, pero los datos del mercado laboral sí movieron al mercado durante la semana. El indicador JOLTS, que mide la cantidad de empleos abiertos, mostró una cifra de 7,18 millones, el nivel más bajo desde marzo de 2021. Esto refleja una debilitada demanda laboral en EE.UU., generando preocupación sobre el estado del mercado laboral.

Por otra parte, la tasa de desempleo subió a 4,3%, su nivel más alto desde noviembre de 2021, y la economía estadounidense creó solo 22.000 nuevos empleos en agosto, muy por debajo de las expectativas de 75.000. Este conjunto de noticias negativas aumenta la probabilidad de que la Reserva Federal baje la tasa de interés en septiembre, y muchos analistas ya esperan un recorte de 50 puntos básicos en lugar de los 25 que se preveían previamente.

En este contexto, las tasas de interés a lo largo de la curva descendieron durante la semana: el rendimiento del bono a 10 años se ubicó por debajo del 4,10%, y el de 30 años, por debajo del 4,80%.

¿Qué mirar en los próximos días?

Esta semana se reúne el Banco Central Europeo (BCE), que decidirá el rumbo de la tasa de interés en la eurozona. El consenso de los analistas estima que la mantendrá en 2% anual.

También se publicarán los datos de inflación de agosto en Alemania, Francia y Estados Unidos. Estos indicadores serán clave para confirmar si las presiones inflacionarias continúan disminuyendo, lo que reforzaría la expectativa de una política monetaria más laxa tanto en Europa como en EE.UU.

AGUSTIN QUEIJO

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